viernes, 23 de abril de 2010

Fantasía Premortem

Creative Commons License
fantasia premortem is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 México License.

Agustín despierta en un lugar en el que nunca antes había estado. Bajo sus pies desnudos se extiende una pradera con flores. Entre arbustos y árboles hay hombres con poca ropa o desnudos. Algunos hacen ejercicio y otros vuelan con sus alas de ángeles. Sus cuerpos atléticos maravillan a Agustín, quien padece de obesidad. Sus pieles brillan por las luces provenientes del cielo nocturno. El manto negro está repleto de nubes azules y violetas, como las constelaciones. Al caer, el polvo de las estrellas se asemeja a una nevada la cual impregna todo de amor y felicidad.
Deseoso de ver que hay más allá del horizonte, Agustín comienza a dar pasos cautelosos que lo aproximan a hombres con sonrisas provocativas; ardillas y conejos también voltean a verlo con expresiones seductoras,
trata de ignorarlos, aunque no puede evitar sentir un deseo sexual. Allí, increíblemente ve a algunos de sus amigos del trabajo y la universidad.
Anda por una vereda cuando de pronto escucha una voz que lo llama. Voltea a todos lados, y descubre a alguien con una corona de oro y un cetro en la mano derecha. No puede reconocer quién es pues está de espaldas en el borde de una cascada.
— Ven, ¿qué esperas? No tengas miedo.
La voz le parece familiar aunque sigue sin saber quién es. Lo único que reconoce es a un sujeto con aspecto de guerrero. Le fascina la musculatura de su espalda después de sus glúteos, decide acercársele aumentando su inquietud a cada paso.

Cuando logra verlo de perfil lo atraviesa un asombro que incluso lo hace temblar. El sujeto es nada menos que la única pareja que realmente ha amado en su vida. Los ojos color miel de Octavio se posan en los suyos con ternura. Acercan los labios y se besan por varios segundos. A Agustín luego se le humedecen los ojos y contempla el paisaje con la cabeza recargada en el hombro de Octavio.
— Agustín, hay una forma de que estemos juntos otra vez y no nos separen.
— Dímela. Quiero estar contigo.
— La cascada. Tenemos que saltar. Sólo eso y estaremos juntos para siempre.
Agustín contempla la cascada. Sabe que no sobrevivirá a la caída, medita un poco pero enseguida cierra los ojos y estrecha la mano de Octavio.
A la mañana siguiente, Alicia intentó despertar a Agustín pero se dio cuenta de que su corazón ya no latía. Al llamar a un médico, éste le dijo que había sufrido un paro cardiaco por una sobredosis de pastillas.

1 comentario:

  1. Lo he leído, y si me pareció muy interesante, en verdad tienes mucha creatividad, espero pronto poder leer algo mas de ti.

    ResponderEliminar