Magia protectora

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Había una vez en Reikiavik Islandia, un hombre llamado Einar, el cual era un mago callejero por hacer diversos trucos al aire libre, hacía magia sólo por gusto y mucha gente acudía a verlo quedándose impresionada.
Había personas sin embargo que consideraban que era un brujo y un charlatán que debía ser enviado a la hoguera como en la época de la inquisición.
Einar era bueno en el ilusionismo y sacaba toda clase de objetos de su sombrero, el truco que sin embargo era su favorito y sólo él lo hacía, era crear burbujas gigantes en las cuales encerraba personas. El mago decía a las personas a que trataran de romper la burbuja pero no lo lograban al ser ésta muy resbalosa y elástica, de tal suerte, Einar volvía a poner la cortina y al quitarla la persona estaba otra vez libre.
El truco se volvió uno de los más populares de Reikiavik, sin embargo no gustaba a muchas personas quienes lo calificaban como aburrido e incluso como un fraude, argumentaban que Einar pagaba a actores para que simularan estar atrapados.
Hubo un día que varios se reunieron para exigir al mago que explicara la fórmula de sus burbujas, él escuchó varios gritos varios gritos en su modesta casa de madera, y sólo salió para decir que las hacía con agua y sustancias secretas.
Mientras crecía la controversia sobre sus burbujas, apareció en el pueblo otro mago llamado Baldur, con un porte altanero y vestido de vaquero, era experto en escapismo y había oído hablar de Einar.
Deseaba conocerlo por lo cual acudió a una de sus presentaciones en la calle, presenció algunos de sus actos y luego alzó la voz para presentarse y desafiar a Einar, para él sólo valían los trucos donde se arriesgaba la vida, como era escapar de un ataúd con cadenas sin ninguna ayuda. Einar sabía muy poco de escapismo pero aún así decidió aceptar el reto para no quedar mal con su público, casi enseguida tuvo mucho miedo pero ya era tarde para arrepentirse.
Se pactó que el reto ocurriera una semana después, y en esos días Einar practicó desesperado amarrándose cuerdas y atándolas con candados.
Al llegar el día, casi todos los habitantes de Reikiavik estaban congregados cerca de un río en el cual se enfrentarían los dos magos. Einar llegó despúes de Baldur y le aterró ver el ataúd del cual tendría que escapar, abrió el suyo y el de su contrincante y verificó que no hubiera trampas. Alguien se acercó a Einar y éste dejó que lo atara con una cadena muy gruesa, lo mismo le hacían Baldur sólo que él sonreía de forma burlona.
Una vez que los dos estuvieron dentro de los ataúdes, éstos fueron arrojados a un caudaloso y turbulento río en el cual había rocas grandes y adelante una cascada.
Krasimir sintió sólo unos cuantos golpes y sacudidas pues logró escapar muy rápido, Einar en cambio no podía liberarse de una sola cadena o candado, tras unos minutos la caja comenzó a romperse y sintió que iba a morir. La gente al ver que no volvía y que Krasimir ya lo había hecho, le dio el triunfo a éste y comenzó a retirarse, sólo quienes eran verdaderos seguidores de Einar decidieron esperar y también buscarlo.
Einar fue arrastrado cientos de metros por el torrente, para su fortuna, antes de que éste se torciera en una cascada logró liberarse de la cadena aún con algunos candados cerrados. Sintió un enorme alivio por haberse salvado pero enseguida supo que él había sido el perdedor en el reto, Krasimir era ahora el mejor mago de Reikiavik lo cual lo entristeció mucho; sintió tanta vergüenza que decidió marcharse a un lugar donde nadie lo conociera.
Krasimir se autodenominó el mejor mago de toda Islandia y reservó para él dos horas diarias días en el principal teatro del municipio, mandaba invitaciones a las personalidades más importantes y cobraba muy caro las entradas.
Islandia se encontraba viviendo momentos de gran tranquilidad y progreso cuando de pronto el volcán Laki comenzó a despedir columnas de ceniza, la población creyó que no pasaría nada grave pero una noche el coloso comenzó a hacer erupción, la lava ardiente se veía a cientos de kilómetros y mucha vegetación comenzó a incendiarse.
La gente que vivía en las faldas del cráter huyó despavorida de sus casas pero por desgracia varias perdieron la vida. Una explosión muy fuerte del volcán provocó incluso un terremoto y luego vino una explosión de piedras y ceniza que se extendió a varios kilómetros.
Los cientos de pobladores de Reikiavik trataron de protegerse pero incluso las construcciones más resistentes eran destrozadas por las rocas y el fuego. Algunos arrojaban agua pero los incendios en vez de disminuir se incrementaban. La gente pidió ayuda a las autoridades pero la situación se había salido de control. Muchos creían que era un castigo divino y que nada podía salvarlos, quisieron que ocurriera un milagro y entonces pensaron en el mago Krasimir pues para él no había imposibles.
Lo fueron a buscar a su lujosa casa pero entonces lo vieron cuando se alejaba de ella en un caballo, trataron de alcanzarlo pero iba muy deprisa.
Todas las esperanzas parecían perdidas cuando de pronto, de la nada apareció el mago Einar, dentro de una iglesia habló a cientos de personas y les hizo saber que intentaría proteger al pueblo de Reikiavik con la burbuja más grande que jamás hubiera hecho.
Muchos comenzaron a reírse pero otros creyeron en él. Sin hacerles caso, el mago que se exilió a si mismo, salió del templo y se dirigió a una fuente muy grande en la cual había vaciado cientos de kilos de sustancias secretas. Con su varita mágica transmitió electricidad al agua, y entonces comenzó a crecer una burbuja tan gigantesca que terminó por cubrir a todo el municipio. La pompa resultó ser tan resistente que no pudieron traspasarlas las piedras arrojadas por el volcán, mantuvo a salvo a los habitantes hasta que el coloso volvió a la calma, asustados, los habitantes no pudieron observar su desaparición, casi como si se evaporara por los rayos del sol.
Al siguiente día la gente agradeció a Einar lo que hizo por ellos y le pidieron perdón por burlarse de él y apoyar a Krasimir. Einar no sólo volvió a ser el mago más famoso de Reikiavik sino de toda Europa.